«Las empresas mueren de suicidio, no de homicidio»

Esta es una frase que marcó mi vida profesional. Y la confirmo una y otra vez cuando veo que la gestión comercial en las empresas es empírica. Esto se debe a que no nos enseñan a vender o a negociar en los colegios ni en las universidades.

Entonces, la mayoría de emprendedores termina haciendo lo que todos hacen, vender productos o servicios, promocionar características, comunicar en torno a la empresa, tratar de venderle a los prospectos apenas los conocen, negociar basándose en posiciones, abandonar a los contactos que no les compran y pensar que cuando cierran una negociación con un cliente es cuando termina su labor. Nada más alejado de la forma profesional de hacerlo.

Tu propuesta al mercado queda en manos de tus clientes, de su interés y curiosidad en ir más allá para descubrir si lo que tú haces les genera valor o no. Te estás perdiendo muchas oportunidades si trabajas de esta manera.