MI PROPUESTA DE VALOR, NO TUVO NINGÚN VALOR

MI PROPUESTA DE VALOR, NO TUVO NINGÚN VALOR

Crear o sobrevivir. Por que las empresas tienen alternativas para elegir.

Aquí, una historia que puede ayudar a nuestras empresas a reflexionar si el mercado está valorando lo que hacemos.

Cuando cambié mi rol, de 21 años a nivel corporativo a arrancar mi propia empresa, buscando cumplir mi propósito, le dije a mi esposa:

¿Qué opinas si tu me mantienes y yo no vuelvo a trabajar?

La respuesta me sorprendió: ¿Qué propones? Abrí los ojos.

Mi propuesta, le dije, se basa en 3 puntos fundamentales:

Corro mi próxima maratón por debajo de 3 horas y 30 minutos.

Me vuelvo hándicap de un solo dígito jugando golf.

Y finalmente, me consigo un lugar en una banda de rock en Bogotá tocando la guitarra eléctrica.

La respuesta no me sorprendió: Estás totalmente loco, no hay ninguna posibilidad.

Me quiero detener en cada uno de los puntos y que me entiendan el valor de lo que yo le estaba proponiendo.

Punto #1. Puede ser que para muchos de los maratonistas, hacer ese tiempo sea normal, Kipchoge se estaría riendo de mí, pero a cierto nivel de mortales como yo, esto nos implicaría un sacrificio muy grande en kilómetros semanales, fortalecimiento y alimentación. Mi propuesta no era ninguna bobada.

Punto #2. Jugar buen golf es algo de lo buscamos quienes hemos jugado este deporte. Pero ser handicap de un dígito exige varias, muchas, un montón de horas en el campo de práctica, ya que con lo que hacemos la gran mayoría de los mortales de jugar una vez por semana, no se consigue. Era un reto muy grande el que estaba proponiendo. Los golfistas me entienden

Punto #3. Hace 2 años decidí aprender a tocar guitarra, una eléctrica para ser más específico. Si existe un nivel cero como músico, el mío era menos 8437. Con mucho esfuerzo, disciplina y metodología, ya toco canciones, ya me salen mas o menos bien, pero conseguirme un lugar y tocar en una banda que hace presentaciones puede ser impensable para cualquiera. Qué tremendo ofrecimiento el que estaba haciendo.

«Me merezco una estatua»

es lo mínimo. ¿No? 

Al menos no me pueden culpar por intentarlo.

En las empresas nos sucede algo muy similar, construimos una propuesta de valor pensando en nosotros, pensando en lo que nos esforzamos en construir nuestro producto, pensando en nuestra experiencia, en lo que hemos logrado, en lo que no, en lo que vamos a crecer.

Pero, si nuestro público objetivo no encuentra beneficio en nuestra propuesta de valor, se convierte en una propuesta que no cumple sus objetivos. Después nos preguntamos el porque los resultados no se dan.

Lo que se debe hacer es pensar cuales son esos trabajos que el mercado requiere y donde podemos agregar valor, teniendo una cosa muy importante presente, el valor no está únicamente en el producto per se, puede estar en el empaque, en el servicio, en lo que representa, lo que sí es cierto:

“El valor está en lo que soluciona y la emoción que genera”

Siempre que nos involucramos ayudando empresas, la primera pregunta que hacemos es: ¿Cuál es su propuesta de valor? A partir de allí comienza todo, mucho antes de la definición del famoso pitch de ventas, eso viene después. 

Y ni hablar cuando la propuesta de valor no existe o cuando cada uno dentro de la organización tienen alguna diferente.

Construir la propuesta de valor es un punto de partida, y un punto de partida muy grande, yo mientras tanto sigo trabajando.

Un abrazo,

Migue Andrés Rozo

www.neting.co/blog

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