A Ignacio Cuenca no lo conozco, lo veo en la calle y no tengo idea quién es. Escribió un artículo que me encantó acerca de un planteamiento que cada vez toma más fuerza, si la automatización y la personalización pueden ir juntas.
Lo puedes leer acá: Enlace al artículo
Decidí invitarlo al Rincón de las Cagadas a ver qué podemos aprender de él, los dejo con su historia, creo que lo que le sucedió a él pasa frecuentemente.
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Ignacio Cuenca por aquí, en el Rincón de las Cagadas, soy un joven emprendedor estudiante de Ingeniería Industrial y apasionado por el marketing digital que descubrió su pasión estudiando con un colega.
Que pasó a ser amigo.
Que hoy en día es socio.
Y si sigue así pasaremos a ser concubinos de todo lo que estamos juntos.
Ambos nos reunimos para fundar CNC Growing, un grupo de jóvenes amigos que intentan darle la vuelta a todas las estrategias de marketing digital que hay hoy en día.
Cansados de la prospección vacía.
Cansados de las promesas sin fundamentos lógicos.
CNC se crea con el Norte en crear y gestionar ciclos de conversión para consultores dando asesoría y apoyo para llevar sus marcas personales hacia la transformación digital.
Pero el camino, como para ningún emprendedor, nunca es todo de rosa.
Es más…
Diría que son más piedras que rosas.
Una de esas primeras piedras fue cuando comenzamos vendiendo nuestro primer embudo.
El día de la llamada de cierre fue todo festejo.
Pero hubo un problema rondando, y es que aceptamos una reducción de 50% por el mismo servicio ERROR, ERROR, ERROR.
Las ansias por querer cerrar ese primer cliente fueron más fuertes. Claro error de principiante hoy puedo decir.
Y un error que como si fuera la inflación, aparece luego. Una vez que el cliente dijo que sí, solicitó 10 bocetos de contenido que tomaron 3 días de trabajo puramente dedicados a eso.
En la reunión dijo que ninguno le gustó y empecemos de 0.
Y no es culpa del cliente.
Fue nuestra.
Por no valorar como se debe nuestro trabajo.
Es decir, si ni siquiera tú lo respetas, ¿quién lo hará entonces?
La solución fue como toda la relación, algo rápido, con muchos no y pocos acuerdos.
Exigimos trabajar de otro modo, el cliente dijo que no, depositamos su dinero nuevamente y entonces solo perdimos tiempo.
Al menos eso pensé en ese momento.
Hoy puedo ver con las preguntas de Miguel que ganamos mucho más.
Hoy podemos decidir con quien, a quien y por que.
Y también a quien no y porque no.
Si pudiera volver el tiempo atrás me obligaría a leer el libro de “Romper la barrera del NO” no tanto por saber cómo cerrar un cliente, sino para internamente saber cuando NO romper esa barrera.
Gracias Ignacio por aceptar ser parte del Rincón de las Cagadas y dejar que otros aprendamos de las tuyas.
Déjame tus comentarios y cuéntame si te ha pasado algo como lo que le pasó a Ignacio.
Un abrazo apretado,
Miguel Rozo
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