En esta época navideña donde hay mucha interacción familiar, algo que me encanta, mi Suegra nos contó 2 cosas que le habían pasado, que me voy a atrever a contar.
Peligra la vida del artista.
Sí, ya sé que puedes estar pensando que tengo actitud suicida de estar poniendo a mi Suegra en la palestra pública, pero no me aguanté.
Para ponerte en contexto, hace muy poco que mi Suegra cambió de manejar un auto de caja mecánica a uno automático.
Está estrenando.
Bueno, mi Suegra va en su nuevo automóvil rumbo a su oficina y el carro nuevo no le anda, por más que acelera, el carro avanza muy despacio. Se me dañó el carro, fue lo que pensó.
Llega a su trabajo y busca a alguien que ella sabe, conoce de carros.
El tipo le da una vuelta al carro y regresa muerto de la risa, diciendo, le habías puesto el bloqueo de velocidad, presionando el botón en el timón, en 30 kms/hora.
En otra ocasión, mi Suegra llama a mi esposa diciendo, dañé el carro, la caja no funciona, se trabó, no se mueve. Después de sopesar la situación por completo entendieron el problema, faltaba prender el carro.
Mi Suegra es una persona brillante, simplemente esto es nuevo para ella.
Y cuando hablábamos de esto, medio bromeando con ella, pensaba que se parece a quienes vendemos y no evolucionamos en el conocimiento y las metodologías de ejecución.
Esto de encender el auto antes de, puede parecer obvio, de la misma manera que yo te podría decir, antes de que hables y presentes tu empresa, entiende la necesidad de tu cliente.
Es el derecho de las cosas, pero pocos lo hacen de esta manera.
Mi Suegra tiene algo muy meritorio que pocos vendedores y sus líderes en las empresas tienen, ante lo que le pasó levantó la mano y pidió ayuda.
Lo que muchos siguen haciendo es andando a esos 30 kms/hr, mientras la competencia va a más de 100.
Mi recomendación de fin de año es que pidas ayuda para aumentar tus habilidades, es el camino de crecimiento
Y si por alguna razón eres lector de esta newsletter y no la recibes más, fue porque algo me pasó y ya sabes de quién hay que sospechar de primerazo.
Felices fiestas.
Un abrazo apretado,
Miguel Rozo